CURIOSIDADES OLIMPICAS

Atenas (1896)
Cuando el estadounidense Thomas Curtis ganó una de las series eliminatorias de los 100 metros planos, preguntó a su rival griego Alexandros Chalkokondilis, por qué llevaba puestos guantes blancos, este le respondió: "Porque corro ante el Rey".

Sin embargo, la fidelidad olímpica no pudo impedir que finalizara en la quinta posición.

Según registran los libros de tiempos y marcas, el primer conquistador de un título olímpico fue el estadounidense James B. Connolly, quien en la prueba de triple salto clavó los pinchos en la distancia de 13,71 metros para imponerse al francés Alexandre Tuffere (12,70).

París (1900)
La británica Charlotte Cooper se convirtió en la primera titular olímpica al conquistar la medalla dorada frente a la francesa Helen Prevost en la final individual del tenis de campo.

Entonces, Pierre de Fredy, cuarto barón de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos Modernos, no era partidario de que las mujeres practicaran deportes.

San Luis (1904)
La primera gran trampa en la de maratón corrió por cuenta del local Fred Lorz, quien a pocos kilómetros de iniciada la prueba subió a un automóvil con la intención de realizar el recorrido.

Dentro del estadio, Lorz siguió adelante, cruzó la meta e incluso se dejó fotografiar como flamante ganador, pero minutos después de conocido el fraude fue descalificado.

Londres (1908)
Oscar Swahn, 60 años de edad, y su hijo Alfred ganaron un título olímpico al integrar el equipo suizo en la competencia de tiro sobre ciervo en movimiento (en la actualidad descontinuada).
La familiar pareja repitió el triunfo en la misma modalidad cuatro años después y en lo individual Oscar ganó otra de oro en Amberes (1920) para convertirse en el titular de mayor edad en la historia de los Juegos (72 años).

Estocolmo (1912)
Apareció la primera denuncia sobre el hecho de que atletas profesionales socavaban el ideal olímpico del amateurismo, cuando el indio norteamericano Jim Thorpe fue obligado a devolver las dos medallas de oro conquistadas al plantearse que había jugado béisbol rentado, cuando en realidad solo intervino en un desafío como semiprofesional.

Sin embargo, el rey Gustavo V quedó tan entusiasmado con el desempeño de Thorpe que al finalizar la competencia de decatlón (10 pruebas de campo y pista) lo saludó personalmente y le dijo: "Eres el más grande atleta del mundo".

Amberes (1920)
Durante la ceremonia de apertura fue izada la bandera olímpica con sus cinco anillos entrelazados, representativos de los cinco continentes, y se dio lectura del juramento de los atletas por intermedio del esgrimista local Víctor Boin, cuyo texto señalaba: "Juramos participar de los Juegos Olímpicos como participantes leales, respetando los reglamentos y decididos a competir dentro de un espíritu de camaradería, por el honor de nuestro país y por la gloria del deporte".

París (1924)
La totalidad de los 2 956 competidores fueron alojados por primera vez en un mismo sitio, bautizado como Villa Olímpica y tras celebradas siete ediciones. Mientras tanto, en los escenarios competitivos, el atleta estadounidense William DeHart Hubbard, estudiante de la Universidad de Michigan, se convirtió en el primer competidor de la raza negra que conquistó un título al clavar los pinchos en la distancia de 7,44 metros de longitud, para aventajar a su compatriota Edward Gourdin (7,27) y al noruego Sverre Hansen (7,26).

Ámsterdam (1928)
Entre los elementos más significativos merecen destacarse el encendido por primera vez de la llama olímpica en las ruinas de Olimpia, escenario original de las citas cuatrienales en la Antigüedad.

Otro hecho de singular relevancia lo constituyó el debut de las mujeres en el campo y la pista al intervenir en seis pruebas (100 y 800 metros planos, relevo 4 x 100 metros, salto de altura y los lanzamientos de jabalina y disco).

Los Ángeles (1932)
China, el país con mayor población del orbe, participó por primera vez en unos Juegos Olímpicos y lo hizo con un atleta, el corredor de 100 y 200 metros planos, Cheng-Chun Liu, quien fue eliminado en el primer heat eliminatorio de cada una de esas pruebas.

Posteriormente, los chinos desaparecieron del escenario olímpico y reaparecieron en Los Ángeles (1984), donde conquistaron 15 medallas de oro.

Berlín (1936)
Con anterioridad mencionamos las intenciones de Adolfo Hitler de capitalizar la celebración de los Juegos en el territorio alemán y la soberbia actitud del propio führer al presenciar las victorias del atleta negro norteamericano Jesse Owens ganó cuatro medallas doradas en Berlín.

Señalan los historiadores, quizá el más humillante para Hitler fue el logrado ante el saltador alemán Luz Long. Owens realizó un primer intento válido sin haberse quitado la vestimenta y falló el segundo clasificatorio para la final.

En ese momento, Long se le acercó y le dijo en perfecto inglés: "Soy Luz Long, algo te está pasando. Estoy seguro que puedes calificarte, incluso si lo hicieras con los ojos cerrados. Te sugiero que antes de iniciar el último salto hagas una marca delante de la línea de arrancada y a partir de ella debes tomar impulso para no fallar".

Jesse Owens siguió al pie de la letra el consejo de su rival y batió el récord mundial de la especialidad, mientras Long conquistó medalla de plata.

Por primera vez, asimismo, era televisada una competencia olímpica, aunque solo se hizo para el territorio de Alemania.

Londres (1948)
Fanny Blanker-Koens, ama de casa y madre de dos pequeños, resultó la gran estrella al imponerse en las cuatro pruebas disputadas (100, 200, relevo 4 x 100 metros planos y 80 metros con vallas), lo cual le permitió emular con Jesse Owens.

Tal vez pocas personas conozcan que ella debutó en Berlín (1936), como integrante de la cuarteta holandesa de 4 x 100.

Helsinki (1952)
El llanto del luxemburgués Josef Barthel, luego de triunfar en la final de los 1 500 metros, causó tanta emoción al británico Roger Banniester, ubicado en la cuarta posición, que al concluir la carrera declaró: "Estoy muy contento de poder compartir con él la alegría del triunfo".

Melbourne (1956)
Alain Mimoun Okacha, argelino nacionalizado francés, se despertó el primer día del mes de diciembre con la convicción de que tendría una gran actuación en la carrera de maratón. Tenía cumplidos 35 años y en Londres llegó segundo detrás del checoslovaco Emil Zatopek en cinco mil metros y en Helsinki volvió a escoltar a su rival en cinco y diez mil.

"Ahora o nunca" -se dijo asimismo al tomar la arrancada con el número 13 en la espalda-. A lo largo del recorrido cumplió una excelente faena, mientras Zatopek, recientemente operado de hernia concluyó en la sexta plaza.

Pasada la meta, el vencedor esperó al eterno rival y dijo: "¿No vas a felicitarme? Soy un campeón olímpico, soy el que ha ganado". Zatopek lo abrazó y le respondió: "Para mí esto ha sido mejor que la medalla".

Roma (1960)
Por primera vez la carrera de maratón se corrió de noche y tuvo la salida y meta fuera del estadio olímpico. A estos curiosos detalles debemos añadir que el vencedor resultó un africano de la raza negra, el etíope Abebe Bikila, quien cubrió el agotador trayecto de 42.195 kilómetros completamente descalzo.

Tokio (1964)
Los japoneses quisieron poner mayor precisión a las mediciones de los resultados en la constante lucha contra el tiempo y el espacio, poderosas razones para establecer el cronometraje electrónico.

El estadounidense Bob Hayes, vencedor del cubano Enrique Figuerola en la final de los 100 metros planos, fue el primer hombre capaz de correr la distancia en diez segundos exactos en Juegos Olímpicos (promedio de velocidad de 36 kilómetros por hora).

Ciudad De México (1968)
Entre la lluvia de marcas mundiales establecidas al estrenarse una pista de material sintético, merecen especiales referencias el registro de 9,98 logrado por el estadounidense Jim Hines y el sensacional salto de 8,90 perteneciente a su compatriota Robert Bob Beamon.

Munich (1972)
Los fanáticos muniquenses fueron testigos excepcionales de las actuaciones del nadador norteamericano Mark Spitz, ganador de siete medallas doradas con igual cantidad de marcas mundiales (100 y 200 metros mariposa, 100, 200, relevos 4 x 100 y 4 x 200, todo en estilo libre, además de relevo combinado).

Montreal (1976)
Nadia Comaneci, la pequeña niña rumana de 14 años de edad y apenas 40 kilogramos de peso, convirtió la gimnasia en un deporte de masas. Comaneci rompió todos los esquemas al llevarse un total de siete calificaciones de 10. Este hecho sin precedentes le comportó un botín de cuatro medallas de oro y una de bronce.

Moscú (1980)
Estos Juegos pasaron a la historia por el boicot que realizaron muchos países occidentales. Un total de 37 naciones acataron el llamado del mandatario estadounidense, James Carter, aunque resulta curioso apuntar que en la lista de competidores figuraron dos atletas norteamericanos poseedores de doble nacionalidad: el jugador de baloncesto Wayne Branbender, con pasaporte español, y Bill Real, un atleta que corrió para Austria.

Los Ángeles (1984)
La esperada respuesta al boicot no se hizo esperar en la urbe angelina, pues la entonces Unión Soviética y otro buen número de naciones no acudieron a la cita. En lo adelante, las cadenas televisivas también se convirtieron en decisivos pilares del Comité Olímpico Internacional (COI) a la hora de cuadrar las cuentas. Por ejemplo, solo la norteamericana ABC pagó alrededor de 285 millones de dólares por los derechos exclusivos de las imágenes.

Seúl (1988)
El hecho más relevante fue la lucha antidoping, la cual cobró una pieza de caza mayor en Ben Johnson, canadiense de origen jamaicano, supuesto ganador de la final de 100 metros planos con sensacional registro de 9,79 segundos.

Días después, las muestras de orina del triunfador revelaron el uso de esteroides anabólicos y debió abandonar Seúl con las manos vacías, pues el COI decidió quitarle la medalla dorada y suspenderlo de la práctica competitiva por dos años.

Barcelona (1992)
Con la presencia de los baloncestistas profesionales estadounidenses en Barcelona,el COI borró de sus reglamentos la palabra amateur y marcaron para siempre la historia de los Juegos Olímpicos, pues la presencia de atletas profesionales en numerosas disciplinas dejó atrás el concepto del amateurismo, defendido largos años por el barón de Coubertin y otros rectores del COI.

Al Dream team o Equipo de ensueño, una completa constelación de estrellas del torneo rentado yanqui, le correspondió descorrer las cortinas de la nueva etapa.

Atlanta (1996)
Desde el mismo día de 1990, cuando la estadounidense ciudad de Atlanta fue escogida como la sede anfitriona para celebrar el I Centenario de la resurrección de los Juegos Olímpicos comenzaron las controversias. Aunque nadie comprendió por qué Atenas fue privada de tan merecido privilegio, de inmediato saltó a la luz pública el motivo.

Las principales transnacionales estadounidenses, encabezadas por la refresquera Coca Cola, cuya sede radicaba en el estado de Georgia, tiraron al agua la carnada y el COI mordió el provechoso anzuelo con unos 900 millones de dólares, solo por derechos televisivos.

Sydney (2000)
La presencia de mitos de la cultura aborigen y del deporte australiano marcaron el final del siglo XX en unos Juegos Olímpicos calificados por Juan Antonio Samaranch, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional, como "los mejores de cuantos fueron desarrollados hasta ahora"

Atenas (2004)
Los atenienses por fin recibieron la oportunidad de organizar por segunda vez las citas cuatrienales y la circunstancia permitió restaurar por completo el longevo estadio Panatenaico, sede de las pruebas de campo y pista en 1896. Para el día 18 de agosto, los organizadores desarrollaron allí una jornada especial, que incluyó la impulsión de la bala y la cubana Yumileidi Cumbá conquistó el metal dorado con registro de 19,59 metros.